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10 agosto, 2024

La temporalidad plural de la multitud

Vittorio Morfino, La temporalidad plural de la multitud, publicado originalmente en YoukaliRevista crítica de las artes y el pensamiento, no, 4, 2007, pp. 5-30. PDF

                                    Vittorio Morfino / Trad. Roberto Peña León

Afrontar la cuestión de la temporalidad de la multitudo significa no tanto pensar la multitudo en un tiempo cualitativamente ya dado como sujeto de una política o de una filosofía de la historia, de una utopía o de una distopía, sino más bien pensar qué concepto específico de tiempo es implícitamente propio de aquella extraordinaria categoría que Espinosa alcanzó a formular en su obra más madura, el Tratado Político, como bisagra de su teoría política. Si, como dicen muchos intérpretes, el concepto de multitud es radicalmente distinto del concepto de pueblo, lo es sobre todo porque en su base hay una temporalidad diferente que, según creo, no ha sido suficientemente pensada.

[…]

4. Temporalidad plural

En mi opinión, para pensar en toda su radicalidad la novedad del concepto espinosiano de multitud, es necesario un concepto de temporalidad completamente distinto de aquel de contemporaneidad esencial. De hecho, en Espinosa falta, antes aun que el Dios trascendente (o inmanente, pero según un modelo expresivo) como reloj del ser, la temporalidad original del ego que se intuye como presente en el momento de la cogitatio.

La temporalidad de la multitud debe ser pensada como el lugar del no contemporáneo, de la imposible contemporaneidad, y esto porque el propio individuo es una multitud, no es contemporáneo a sí mismo, no se reencuentra a sí mismo en la temporalidad original de la cogitatio o en la selfconsciousness lockiana. Contra la tradición Descartes-Locke, Espinosa recoge a Lucrecio y su teoría de los simulacra, de


(...) algunas de cierto huellas de formas

que andan doquiera volando, de filo /

en filo tan fino que gozan

que verse una a una no pueden aparte /

una de otra.

Así, estos simulacros fluyen de la superficie desde los cuerpos de continuo, texturas rerum tenuis tenuisque figuras. No se trata por lo tanto de una acción transitiva a través del simulacro del objeto sobre el sujeto de la percepción (acción que permitiría disponer sobre una línea-tiempo las percepciones sucesivas), sino más bien de una acción de la textura rerum a través de la textura de los simulacra sobre la textura del cuerpo:


O si será más verdad que, como en lo que tiempo se siente

Uno, esto es, en lo que una palabra sola resuene,

tiempos muchos están, que razón averigua, latentes.

In uno tempore, tempora multa latent. En un instante se esconde un entrecruzamiento de temporalidades. Ese mismo entrecruzamiento del que habla Jankélévitch a propósito del fondo teórico del concepto maquiaveliano de ocasión


La ocasión –escribe- no es el instante de un devenir solitario, sino el instante complicado del “policronismo”, esto es, del “esporadismo” y de la pluralidad de las duraciones de las cosas. Si, en lugar de dividirse según medidas de tiempo distintas, las duraciones fuesen acordadas entre sí desde una armonía preestablecida, o si, en lugar de acordarse algunas veces, formasen entre sí una cacofonía absolutamente informe, no habría lugar para la ocasión. La ocasión milagrosa depende de la polimetría y de la polirritmia, tanto como de la interferencia momentánea del devenir.

Es por tanto a esta tradición, que Althusser llama tradición subterránea del materialismo del encuentro, a la que nos tenemos que dirigir para tratar de pensar la temporalidad específica de la multitud. Y es, dicho sea de paso, la única tradición filosófica que Espinosa reconoce como propia.