Ponencia presentada en el III Coloquio Internacional Spinoza, Universidad Autónoma de la
Ciudad de México y Universidad Autónoma del Estado de México, México, 11 de
octubre de 2024.
Cuauhtémoc Gómez Calderón
I. El 7 de octubre de 1966, Althusser envía una serie de cartas y borradores mecanografiados confidenciales a Alain Badiou, Étienne Balibar, Yves Duroux y Pierre Macherey[1] con la siguiente propuesta: hacer una organización clandestina teórico-política con el proyecto de redactar “una verdadera obra filosófica que pueda ser nuestra Ética”. El grupo llevará el “transparente nombre de Spinoza”.[2] El 14 de octubre de 1966, Althusser precisa a Balibar: “el trabajo colectivo debe hacerse por escrito, por el intercambio de notas de investigación, redactadas por cada uno de nosotros, y distribuídas a los cinco colaboradores”. Y agrega: “debe ser estrictamente convenido entre nosotros, para evitar todas las reacciones de susceptibilidad de algunos, que observaremos la más rigurosa discreción sobre nuestra convención, es decir sobre nuestro proyecto, nuestro trabajo colectivo y sus formas de organización”.[3] Esas notas de investigación serán: “ensayos, tentativas de enfoque, reflexiones que implican riesgos teóricos de error”. El Grupo Spinoza durará apenas hasta abril de 1968. Althusser en Les Faits [1976], su primera autobiografía, recuerda:
El grupo terminó por disolverse —dice Althusser— tras una de mis depresiones, de la coyuntura, y de la partida de Alain Badiou, uno de nuestros más brillantes colaboradores, que decidió que hacía falta preparar la reunificación de grupos maoístas en Francia para renovar el Partido [Comunista Francés].[4]
Pese a que más de 400 páginas de “notas” circularon en el grupo en un lapso de dos años, esta nueva Ética nunca será publicada. Por las diferentes razones que enumera Althusser, ese libro es lo que no tuvo lugar. La lectura de Althusser sobre Spinoza ha de ser leída como una alianza estratégica en el Kampfplatz teórico. Es ahí donde el autor de la Ética ocupa una posición central de una forma atípica: en su casi ausencia. Es sin embargo, esa presencia ausente, ese espectro de Spinoza, el que estructura una parte del discurso althusseriano: notablemente en conceptos como la lectura sintomal, la causalidad estructural, el proceso sin sujeto. Dicho lo anterior, quisiera hoy hablar sobre un conjunto de conceptos que se encuentran en esta constelación de autores y problemas.